EDITORIAL
El cierre de un año extremadamente difícil
Seguramente 2020 ha sido el año más difícil de la historia sanitaria reciente. La pandemia por Coronavirus puso en jaque a gran parte de los países del mundo y los sistemas de Salud se mostraron, aunque en diferentes grados, con graves dificultades para brindar las respuestas que las circunstancias ameritaban. Con el hemisferio norte en pleno invierno y padeciendo la segunda ola de contagios – incluyendo el descubrimiento de una nueva cepa -, la situación está muy lejos de ser controlada a pesar del advenimiento de las vacunas y las expectativas depositadas en ellas. Además, las desigualdades en la producción y distribución de las mismas impiden una planificación para su acceso universal.
En nuestro país, padecemos una reagudización de casos desde hace unas semanas, con la comunicación de más de 11.000 nuevos contagios en algunos de los últimos días del año. A diferencia de lo sucedido en Europa, donde durante el verano se llegó a un número poco significativo de nuevxs infectadxs, en Argentina ese descenso no ha sido sustancial en este tiempo, generando una gran preocupación de cara al futuro, en tanto la difusión del virus a nivel comunitario se mantiene alta y los cuidados de buena parte de la población se han relajado de una manera alarmante.
En este contexto, el inicio de la vacunación es un dato sumamente alentador. En la semana, comenzó la misma en los establecimientos sanitarios, siendo el personal de Salud más directamente involucrado en la atención de la enfermedad quien encabeza los listados en su aplicación. Aunque incipiente en su desarrollo todavía, el plan continuará a lo largo del tiempo que viene, habiéndose comprometido su continuidad. Sin lugar a dudas, y teniendo en cuenta que estamos ante aprobaciones de emergencia debido a la magnitud de la pandemia, en el éxito de la campaña y en las bondades de su respuesta están colocadas las esperanzas futuras de control del virus. Continúa faltando en esa planificación la participación de CICOP y demás organizaciones representativas de lxs trabajadorxs, lo que seguimos reclamando.
Así y todo, nos espera una etapa igualmente difícil por delante. Aún si la vacuna fuera certera, el tiempo para cubrir la mayor parte de la población no será breve y los contagios persistirán. Por ello, seguirán siendo indispensables las políticas sociales y sanitarias por parte del gobierno, así como todas las medidas individuales y colectivas que sean necesarias para evitar daños mayores. Es probable que se vuelvan a requerir decisiones que eviten la concentración de personas en espacios reducidos, circunstancia que no será sencilla luego de varios meses de aislamiento – aún con sus incumplimientos – y con las altas temperaturas propias de la temporada estival.
En síntesis, la pandemia está lejos de haber terminado. Observamos un aumento del número de casos en un momento en que no debiera estar sucediendo. Los sistemas de Salud, con sus trabajadorxs al frente de la atención por más de nueve meses en forma ininterrumpida, están exhaustos. Las medidas adoptadas hasta aquí sólo han resuelto en forma muy parcial las debilidades de un sistema que arrastra años de desinversión y falta de políticas que lo jerarquicen. En ese marco, hacer todos los esfuerzos por evitar el recrudecimiento de la pandemia será imprescindible.
La paritaria pendiente
Si hay un tiempo en que la Salud debiera ser prioridad, es el actual. Más allá de que, a nuestro criterio, siempre tendría que estar en los primeros lugares de la agenda de gestión, pocas veces se conseguirá un consenso tan mayoritario como ahora. Es un momento propicio para volcar recursos en cantidad para fortalecer un sistema que padece años de deterioro. Así como se definió la provisión de insumos específicos y la dotación de más camas en sectores críticos para la asistencia de la pandemia, sería necesario abordar la problemática de lxs trabajadorxs para mejorar sustancialmente la atención.
A inicios de diciembre, como fruto de todas las acciones llevadas a cabo por CICOP, logramos un incremento salarial que, en promedio, llegó al 35,6 % anualizado. Aunque insuficiente, el compromiso de volver a convocar antes del cierre del año – luego de la paritaria general – abría una perspectiva de completar un ingreso que, al menos, no fuera menor que la inflación anual. En esa línea, debió haberse convocado a la Ley 10.430 en las semanas anteriores y eso hubiese permitido posteriormente la discusión específica de lxs profesionales de la Salud. La demora en ejecutar el llamado a la general (ahora está citada para el lunes 4 de enero) ha provocado un nuevo retraso en el abordaje de nuestras problemáticas.
Al mismo tiempo, ha quedado sin resolución la ampliación de las licencias para el personal de Salud, planteado en la paritaria anterior y sin propuesta ministerial en la Mesa Técnica sostenida al respecto el día 16. Pese al incremento de casos y la persistencia de la demanda asistencial, insistimos en que sería el mejor momento para tomar las licencias ordinarias, habida cuenta de la compleja perspectiva de los meses por venir. Ingresar a la nueva etapa de la pandemia sin el descanso necesario para afrontarla colocaría al sector en peores condiciones para brindar la asistencia más adecuada.
Además, han quedado pendientes numerosos temas que también deberían tener tratamiento paritario. La demora en centenares de expedientes de cargos y funciones; la regularización de la Carrera Profesional con el impulso de leyes de excepción para interinxs y becarixs prolongadxs y los pases de Ley 10430 a 10471; el abordaje de la situación previsional y las temáticas relativas al desgaste laboral sin resolver; el avance del nuevo Reglamento para el funcionamiento de las Residencias son, entre otras, cuestiones que requieren respuestas oficiales en forma perentoria.
Ley IVE: Una gran conquista
Cuando en la madrugada del miércoles 30 de diciembre el Senado de la Nación votaba afirmativamente la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), se consagraba un derecho imprescindible para las mujeres y personas gestantes. Luego de muchos años de lucha de lxs diversxs colectivxs que promovieron su concreción, la conquista de la ley no puede considerarse sino como un gran paso para la consagración del derecho a decidir sobre los propios cuerpos y para el mejor abordaje de un grave problema de Salud Pública, que ha provocado un gran daño a muchas mujeres como consecuencia de la ejecución de abortos clandestinos.
Ahora, será el momento de bregar por su cumplimiento efectivo, con presupuestos y condiciones acordes a su implementación, incluso superando las dificultades emanadas de modificaciones regresivas en la ley como la objeción de conciencia. En nuestros hospitales y centros de salud será necesario contar con profesionales suficientes, capacitaciones permanentes, suministro continuo de misoprostol y todos los insumos necesarios para asegurar la práctica. Contamos con la herramienta para evitar obstáculos y dilaciones en los efectores, así como para no criminalizar una práctica que será legal desde el momento mismo de su promulgación.
Como no podía ser de otra forma, CICOP estuvo presente en la larga vigilia que culminó con la gran conquista. Sostenida por las responsables del área de Género y con la participación de muchxs compañerxs del Equipo de Salud a lo largo de las diversas acciones de los últimos años, reafirmamos nuestras convicciones en defensa de la Salud Pública y del Derecho a decidir. El acceso a los servicios sanitarios en forma equitativa e integral, respetando las decisiones de cada persona y acompañando su proceso, tendrá a partir de ahora una mejor perspectiva, debiendo observarse su cabal realización.