EDITORIAL
La preocupación por el avance de la pandemia
La evolución de la pandemia por coronavirus entraña una gran preocupación para todxs. El incesante incremento del número de casos día tras día avizora semanas muy complicadas por venir. Habiendo superado la cifra de dos mil contagios en un día y con cerca de treinta fallecimientos diarios, las perspectivas son de una gran inquietud. La ocupación de camas hospitalarias, en particular en las terapias intensivas, viene creciendo sustancialmente, lo que se observa con agudo detalle, ya que de ello dependerá la capacidad de brindar las respuestas adecuadas en las situaciones más complejas.
A contramano de lo que debiera ocurrir, la movilización de una importante cantidad de personas en la vía pública y en los transportes, como consecuencia de la apertura de numerosas actividades no esenciales, constituye una innecesaria contribución a la difusión del virus. Sabido es que la región metropolitana es la más afectada, teniendo en cuenta la gran concentración de población en un territorio relativamente pequeño, siendo allí donde hay que extremar los cuidados y definir acciones para que los contagios no se eleven exponencialmente.
Las diversas reuniones sostenidas por los funcionarios de los ámbitos nacional, provincial y de la ciudad de Buenos Aires no han arrojado hasta ahora decisiones sustancialmente distintas en lo que hace a modificar la fase de la cuarentena en la que estamos, cuestión que está en plena discusión. De cara a evitar que el número de pacientes afectadxs se convierta en inmanejable y bregando por la priorización del aspecto sanitario por sobre el resto de las problemáticas, se deberían incrementar las restricciones a la circulación de la población, disminuyendo las posibilidades de más contagios y más situaciones de afectación de la salud.
Para ello, será indispensable profundizar la ayuda a los sectores más comprometidos por la pandemia, disponiendo los recursos para subsidiar universal y suficientemente a quienes lo necesiten, protegiendo el trabajo, evitando efectivamente despidos, suspensiones y rebajas salariales, así como avanzando en medidas que suspendan el pago a los acreedores externos y graven las grandes fortunas y las rentas. A la vez, se debiera comenzar a revisar el actual esquema tributario, de un claro carácter regresivo, a fin de generar las condiciones para contar con los fondos que se requieren para el abordaje de la pandemia y una distribución más justa de nuestras riquezas.
El sistema de Salud de nuestro país padece una debilidad estructural. El desfinanciamiento del sector público, los intentos de privatizaciones y arancelamientos a través de distintas vías, la persistencia de planes focales, la precarización laboral, la fragmentación y el menosprecio por el primer nivel de atención son, entre otras, decisiones políticas que se han mantenido a lo largo de muchos años, con el consiguiente deterioro que hoy padecemos. Los esfuerzos por mejorar la situación en los meses iniciales de la pandemia chocan de frente contra una realidad que no puede ser resuelta si no se arbitran los medios necesarios para ello.
La situación sanitaria en la provincia de Buenos Aires
La provincia de Buenos Aires es el lugar donde se está expandiendo más masivamente la epidemia. Nuestro conurbano, junto a la ciudad de Buenos Aires, compone un área que genera las condiciones más propicias para la rápida diseminación viral. Aún con las contenciones dispuestas hasta aquí, incluyendo tareas específicas en algunos de sus numerosos barrios vulnerables, la circulación comunitaria del virus y su esparcimiento por los más diversos ámbitos es una verdad incontrastable. De allí, la necesidad de tomar las medidas necesarias para disminuir esa expansión.
En la semana, el Ministerio de Salud ha informado una ocupación de las camas de UTI que oscilan entre el 55 y el 60 por ciento. La demanda viene aumentando en nuestros servicios sanitarios, pero sin desbordes. Hay que tener en cuenta que las dificultades existentes, fundamentalmente en recursos humanos, persisten y generan una alta exigencia a lxs trabajadorxs que han sostenido la asistencia desde el inicio de la pandemia. Además, las situaciones relacionadas con otras patologías subsisten, conformando un cuadro de un gran desgaste laboral.
En ese contexto, hay varias cuestiones importantes que no han tenido resolución aún. La licencia para trabajadorxs que se encuentran dentro de los grupos de riesgo, como la edad superior a los 60 años y las comorbilidades asociadas a una mayor posibilidad de complicaciones, así como la necesidad del cuidado de niñxs y adolescentes a cargo, no tienen respuestas pese al sinnúmero de planteos realizados para ello, motivando incluso una acción judicial que está en curso. Sólo ha sido resuelta la licencia para las embarazadas, a expensas del acuerdo suscripto en nuestra paritaria.
Uno de los ámbitos en los que se ha presentado el pedido de extensión de las licencias para los grupos mencionados ha sido el Comité de Crisis central. También allí se ha instado a avanzar en la resolución de la conformación de los Comités de Crisis Municipales, se ha demandado una gestión por el pago de la asignación estímulo de $ 20.000 para todxs lxs trabajadorxs de la Salud, se ha reclamado la provisión de los medicamentos faltantes en los efectores y se ha discutido la ampliación de los testeos al personal sanitario, que sigue padeciendo contagios en forma significativa. Todos estos planteos han tenido escasas respuestas positivas.
No al fraccionamiento del aguinaldo, sí a la paritaria
Uno de los grandes motivos para no conseguir personal es la pobre remuneración que ofrece la provincia. Un ingreso inicial de 46.000 pesos de bolsillo mensuales, una pirámide salarial achatada que no ofrece grandes modificaciones monetarias con el paso del tiempo y una baja valoración de las responsabilidades que se asumen, no componen una gran seducción para ingresar o permanecer en el sistema. Si a ello le sumamos las deficientes condiciones en que se debe desempeñar la tarea, con dificultades en insumos, infraestructura y menos personal del que se requiere, se entienden los obstáculos para completar los planteles.
El Gobierno provincial tiene una nueva oportunidad de empezar a corregir algunos de los problemas. En la paritaria del mes de abril, lxs profesionales de la Salud alcanzamos trabajosamente un acuerdo que pautaba, entre otras cosas, una reapertura en el mes de junio, donde debíamos volver a discutir salarios y condiciones laborales. Inclusive, se definió que si se producía el llamado paritario a lxs trabajadorxs estatales de la Ley 10.430, algo que no sucedió, debía convocarse a nuestro sector en forma anticipada. Desde CICOP, planteamos la imperiosa necesidad de cumplir con lo firmado, abriendo las negociaciones de la nueva etapa.
Allí también podremos avanzar en la definición de incorporar a todxs lxs residentes que egresan en 2020, tal como veníamos dialogando, en acuerdo, con lo responsables de área de Capacitación ministerial. La temática quedó pendiente de resolución en la última paritaria, por lo que será tema principal en la próxima agenda, así como las modificaciones al Reglamento de Residentes. Además, estamos sin avances en la tramitación de los expedientes demorados ni propuestas respecto a la implementación del Decreto de Desgaste Laboral, largamente reclamado por todo el sector Salud y que no tuvo continuidad en su tratamiento luego de la Mesa Técnica llevada a cabo hace dos meses.
En el marco de esta situación, es altamente preocupante la comunicación que ha realizado en la semana el Gobierno provincial, informando del fraccionamiento del pago del medio aguinaldo de junio en las cifras superiores a $ 80.000 brutos. Como lo dijimos en nuestro comunicado al respecto, ninguna medida de ajuste debe caer sobre las espaldas de lxs trabajadorxs, quienes sostenemos con compromiso y convicción el funcionamiento del Estado y la ejecución de las políticas públicas. Y menos aún en lo particular, al ser afectadxs en un tiempo en que la pandemia nos pone en riesgo cotidianamente al realizar nuestro trabajo.
Instamos a las autoridades provinciales a deponer la iniciativa en curso, priorizando los salarios de lxs trabajadorxs por sobre otros intereses. Así como lo manifestamos la semana anterior, en oportunidad de la decisión unilateral de utilizar los fondos del IOMA para el salvataje de clínicas y sanatorios privados, disponiendo de dinero que es de lxs afiliadxs, expresamos nuestro malestar por definiciones que afectan conquistas que deben ser mantenidas de un modo intangible, buscando en otros ámbitos los recursos que se necesiten para llevar adelante las políticas que el Estado impulse.