Otra de las consignas que privilegiamos el 8M tuvo que ver con el mundo del trabajo, promoviendo un fuerte reclamo contra el Ajuste y los Despidos.
Hay algunas desigualdades que se visualizan en relación a lo laboral que devienen de la histórica división del trabajo de acuerdo a los sexos. Por ejemplo, y teniendo en cuenta el universo de nuestra representación sindical, observamos que menos de un tercio de las autoridades de la UBA son mujeres y en el CONICET, el porcentaje es similar: sólo un tercio de las autoridades son mujeres, y los cargos de investigadores principales y superiores son ocupados mayoritariamente por varones (web CONICET). Según el INDEC, la tasa de empleo de las mujeres es menor que la de sus pares hombres y la tasa de desocupación es mayor.
El trabajo reproductivo y el de los cuidados son no remunerados. Este último es realizado mayoritariamente por las mujeres y, para que no impacte negativamente en su desarrollo y autonomía, deben mejorarse condiciones de trabajo. En ese sentido, los jardines parentales insertos en los lugares de trabajo juegan un rol fundamental, así como las licencias por cuidado de familiares no deben estar sujetas a descuentos o ligadas al presentismo. Es necesario también ampliar las licencias por nacimiento y adopción para ambos progenitores y legislar para que cualquiera de ellxs pueda ejercerla para que haya equidad en las tareas de cuidado. Finalmente, es imprescindible en el ámbito provincial la reglamentación de la ley de Licencia Laboral por Violencia de Género. Una deuda más del gobierno de Vidal.