La gran adhesión al paro y la muy buena movilización del jueves 10 a la Casa de la Provincia de Buenos Aires que protagonizamos junto a AJB (Judiciales), ATE (Estatales), sectores docentes y sociales resultó un espaldarazo para la lucha que venimos sosteniendo. Pese a las inclemencias meteorológicas, que no lograron detener el desarrollo del acto, la numerosa participación de profesionales de la Salud en la misma demostró el ánimo que mantenemos para dar pelea a los gobiernos de turno por salarios dignos y condiciones laborales adecuadas.
El hecho de haber tenido una convocatoria informal de parte de funcionarixs de Economía y Trabajo a horas de nuestra medida de fuerza da cuenta de la alta repercusión que tuvieron nuestras actividades de las últimas semanas. El pobre resultado del encuentro, sin propuestas concretas ni fecha efectiva de convocatoria paritaria, resultó un intercambio de posiciones donde nuestros dirigentes expusieron detalladamente el pliego de reclamos, demandando una oferta salarial que tenga en cuenta la crisis actual y el llamado urgente a mesas técnicas. Por ello, se impone la necesidad de promover discusiones que contemplen continuidad de acciones y profundización de la unidad como elementos fundamentales para conseguir abrir definitivamente un diálogo que sea conducente y que implique abordar con perspectivas de resolución la grave crisis sanitaria bonaerense.
La persistencia de situaciones dramáticas en hospitales y centros de salud no ha cedido ni un ápice. Como salidos de una ficción que se reitera, los carteles de “no hay médico de guardia”, las inundaciones en salas de internaciones o los quirófanos alumbrados con luz de teléfonos celulares son noticias cotidianas en la Salud bonaerense. La insólita actitud del Ministerio de Salud, ausente en cada uno de esos episodios y en tantos más, impresiona por lo temerario. La falta de respuestas al sinnúmero de problemáticas no atendidas se presenta más como una decisión política que como cualquier otra posibilidad, más allá de que la improvisación y el desconocimiento son moneda corriente en sus eventuales intervenciones.
Salarios pobres; condiciones de trabajo rayanas en lo inadmisible; becarixs esperando el comprometido pase a planta por años; profesionales aguardando la resolución de sus trámites iniciados hace muchísimo tiempo; residentes considerados como mano de obra disponible para cubrir las necesidades y sin sus derechos consagrados; trabajadorxs expuestos a episodios de violencia por la incapacidad de respuestas del sistema; conquistas en lo previsional que siguen sin aplicarse de manera correcta. Estos son sólo algunos de todos los problemas sin abordar ni resolver por el gobierno provincial. Serán las temáticas que CICOP pondrá en el centro del debate en la paritaria de nuestro sector.
Unidad, una herramienta indispensable que no todxs quieren
La situación económica y social en nuestro país tiende a empeorar en forma preocupante. La decisión del gobierno nacional de recurrir al Fondo Monetario Internacional, recreando recetas del pasado que desembocaron en una crisis terminal que provocó más pobreza y desocupación en gran parte de la población, no avizora perspectivas favorables y plantea un escenario de profundización del conflicto social. La inflación sostenida, el incremento del costo de vida, los despidos de trabajadorxs, el intento de techo salarial, los aumentos de tarifas, son parte de una política que ajusta más sobre quienes menos tienen. En la misma línea, el nuevo envío de un refrito de reforma laboral que afecta condiciones para lxs asalariadxs y mejora las mismas para la patronal forma parte del mismo esquema.
Ante este cuadro de situación, debemos insistir en privilegiar los acuerdos con los diversos espacios dispuestos a enfrentar las políticas oficiales en curso. Como decimos habitualmente, será el mejor modo de disponernos a confrontar decisiones gubernamentales que excluyen a la mayoría de la población y concentran las ganancias económicas en las manos de siempre. Así lo definimos en nuestros debates y así lo llevamos a cabo en las acciones realizadas. La unidad en la acción alcanzada en esta etapa tendrá que amplificarse en su máxima posibilidad. Las actitudes mezquinas, que intenten privilegiar posiciones personales en desmedro del fortalecimiento de los procesos unitarios, sólo contribuirán a lograr el efecto contrario. Instamos a practicar una perspectiva colectiva que genere mejores condiciones para el tiempo actual, evitando el error político de dividir espacios que tienen miradas similares.