Para avanzar en la inmunización en forma masiva
LIBERACIÓN DE LAS PATENTES
Liberar las vacunas, producción pública y soberanía
Presupuesto de emergencia, salarios y nombramientos
El sistema de salud continúa tensionado
El número de consultas e internaciones ha registrado un leve descenso luego de varias semanas con números récords de contagios. Así lo muestran los promedios de las últimas dos semanas, pero aún con porcentajes muy importantes de ocupación de camas críticas que obligan a trabajar en muchos establecimientos en condiciones de saturación y a utilizar el sistema de derivación de pacientes.
Las medidas adoptadas para disminuir la circulación de las personas –incluida la suspensión de la presencialidad escolar- en la provincia de Buenos Aires, junto al esfuerzo del equipo de salud en la primera línea, han evitado, por el momento, un colapso total del sistema durante esta segunda ola, que todavía conserva una elevada meseta de casos, manteniendo en tensión a todo el sistema de salud.
Por lo cual, es necesario sostener un plan de restricciones temporales de ramas no esenciales, siempre con apoyo social.
El agotamiento de los equipos de salud tras un año entero de lucha contra la pandemia no tiene precedentes. Esto exacerbado por el alto porcentaje de pluriempleo, relacionado directamente a los bajos salarios en un sistema de salud fragmentado que exige en su naturaleza trabajadorxs precarizadxs y mal pagos para cubrir dos o tres puestos con una misma persona.
La pandemia ha dejado expuestas las debilidades y profundizado los históricos problemas estructurales del sistema de salud y la necesidad imperiosa de implementar reformas que contemplen, en primera instancia, mejoras en las condiciones laborales y salariales del personal sanitario. Será imposible construir un sistema público de calidad con trabajadorxs sin plenos derechos laborales. Y sin avanzar hacia un sistema único con un cualitativo aumento presupuestario.
Patentes, producción pública y soberanía
Muchos países del mundo afrontan una tercera ola de la pandemia. Alemania, Francia y otros países europeos han recurrido a confinamientos duros por no contar con los porcentajes suficientes de inmunización y haber saturado sus sistemas de salud.
El virus, además, ha causado situaciones de desborde de los sistemas sanitarios y enormes cifras de mortalidad, como en la India o Brasil, que encienden todas las alarmas.
Según reportes, el 95% de las personas que se encuentran internadas en terapia intensiva corresponde al grupo de los no-vacunados. Esto confirma que las vacunas son la herramienta clave para superar la pandemia y que sin dudas la vacunación masiva debiera ser el objetivo de todos los estados. Sin embargo, la notable desigualdad en la producción y distribución a favor de los países “centrales” evidencia que las vacunas son un negocio de las corporaciones y no un bien social.
Durante las semanas próximas, la suerte de nuestro país estará supeditada a las diferentes negociaciones en curso para la adquisición de vacunas. Ninguno de los estados y laboratorios ofrecerá vacunas sin nada a cambio.
Mientras se consiguen vacunas es imprescindible que el estado invierta en investigación, producción y adquisición de tecnología que permita desarrollar mayores niveles de soberanía sanitaria para afrontar en mejores condiciones la nueva realidad mundial frente a la emergencia de nuevos virus y enfermedades que hacen tambalear todas las esferas de la sociedad.
En lo inmediato, la liberación de las patentes es una medida necesaria para replicar a nivel mundial la producción masiva de las vacunas ya desarrolladas y aprobadas por los organismos correspondientes y contar con las vacunas suficientes para que el 2021 sea el comienzo del fin de la pandemia más importante de los últimos cien años.
Entre tanto, la producción y distribución será en forma dispar e insuficiente, prolongando la pandemia en los países con menores recursos. En nuestro país, con el 13,8% vacunado con una dosis y el 3% con ambas dosis, la producción pública y masiva es una urgente necesidad. La declaración de utilidad pública de las vacunas producidas en la planta de Garín y su consideración como bien social, sería un paso muy importante en esa dirección.
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